Descentralización, una necesidad en la gestión de proyectos artísticos

FOTO J. IBACACHE 2018

Este miércoles 8 de junio, a las 19:30 horas, se lleva a cabo en el Auditorio de la Casa Central una nueva instancia del Seminario de Actualización de Gestión de Proyectos Artísticos 2022, el que cuenta con la participación del periodista Javier Ibacache, del director del Teatro del Puente, Freddy Araya y la directora ejecutiva de Famfest, Andrea Pérez de Castro.

Antes del evento, conversamos con Javier Ibacache, docente del Magister en Gestión de Proyectos Artísticos y quien expone sobre “Gestión y Descentralización: Políticas Culturales y experiencias”. El académico además es crítico y programador de artes escénicas, y fue jefe de Programación en importantes instituciones como el Ministerio de las Culturas, el Centro Cultural Gabriela Mistral y Espacio Diana. Además, es parte del comité asesor del Festival Puerto de Ideas y productor ejecutivo del programa Ciencias + Artes + Audiencias.

Consultado por la realidad en Chile en torno a la gestión cultural en regiones, Ibacache dice que “la descentralización es un ideario que desde hace mucho tiempo venimos promoviendo, especialmente desde las políticas públicas en cultura. La concreción de eso es algo que va tomando etapas, y hoy hemos encontrado un escenario mucho más demandante de cómo se realiza esta descentralización, lo que relaciono con la conversación que se está llevando a cabo en la Convención en torno al poder que adquieren las regiones. La descentralización en cultura pasa por conocer las problemáticas de las regiones y preguntarse cómo la gestión cultural y el impulso de proyectos artísticos y patrimoniales dan respuesta a esas identidades, pero para eso se requiere construir un sistema, consolidando proyectos que sean genuinos con la identidad local”.

En los últimos 20 años se han construido teatros y centros culturales en varias ciudades y comunas de Chile, mientras que desde el mundo privado y la sociedad civil se han montado proyectos y espacios para las artes, sin embargo, en la actualidad el énfasis está en reconocer a las organizaciones culturales presentes en el territorio, por lo que las políticas apuntan a que lo local pueda aparecer. “Creo que todavía estamos en un proceso en curso y por eso menciono lo que pasa en la Convención Constitucional, donde aparece esa demanda muy concreta, y para la cultura eso es muy claro”, señala el experto, quien destaca algunas experiencias que se dan en regiones y que dentro de su perspectiva han sido exitosas como es el Teatro Municipal y la Corporación Cultural de Ovalle, que tiene una gestión que piensa sus políticas desde la participación de quienes viven en la provincia, pero en diálogo con lo que ocurre en otras regiones.

“Un segundo modelo es el Espacio de Artes Escénicas MB2, de Arica, en el que un grupo independiente ha decidido impulsar las artes escénicas en dicha ciudad, y para eso habilitaron un espacio que incorpora a todas las instancias que esto permite. Ha sido muy efectivo, porque ha cumplido un rol de formación, de circulación y de tejer una red”, dice, agregando que un tercer modelo es el del Teatro del Lago de Frutillar, que es una infraestructura construida por un privado con una alta inversión, que habilita un espacio con una acústica y cualidades inusuales para toda la Patagonia y se convierte en un polo que mete a Frutillar en la categoría de Ciudad Creativa. “En estos tres casos, de distinta índole de gestión, se pone el foco en lo local y se hace palpable una descentralización de la oferta y de la participación”.

-Uno de los temas importantes que mencionas es que estos centros se vuelvan espacios de formación, lo que permite que los estudiantes no tengan que irse a las grandes ciudades como Santiago o Concepción.

“Yo creo que ese es un impulso que cada vez deja de ser un ideal y pasa a ser más bien una forma bien concreta de línea de proyectos. Hoy lo que más está pasando en comunas apartadas de los epicentros es que se está reforzando la idea de la participación a través de organizaciones culturales, y ellas están pensando en cuáles son las necesidades de su entorno. Ahí aparece la idea de la formación en la cultura, lo que genera cada vez más interés. Hay casos como Teatro Puerto, en la Región de Coquimbo, que surge de la autogestión y que logra articular una cadena de formación que durante la pandemia se consolida más desde lo virtual. Aunque todavía estamos en ese espacio, lo novedoso es el reconocimiento de la necesidad y en la validación de que la gestión de las organizaciones territoriales permite también abordar dimensiones más allá de la oferta, del acceso y de la programación, sino también en cómo implicas a una comunidad desde otras dimensiones como son la participación, el apropiamiento y la apreciación”.

-Debido a la pandemia vimos una necesidad mayor por vincularse con las artes. Hoy se da la posibilidad de salir de lo telemático para poder volver a asistir a las salas y espacios culturales, algo que se ve con gran fuerza.

“Lo que ocurrió con la pandemia es que constatamos algo que estaba latente, que es el interés que tienen las personas por conversar y vincularse. Esta aparición en pantalla de audiencias digitales nos da cuenta de que cuando hay una motivación y hay un escenario proclive, las personas están disponibles para conversar. La cultura, las artes y las manifestaciones artísticas pueden ser un muy buen desencadenante de la conversación y eso es una oportunidad. Otra cosa que la pandemia mostró es que se podía ver mucho más allá de lo local, con audiencias regionales, nacionales y en algunos casos internacionales. Después de ese periodo de confinamiento quedó esta sensación de que hay personas disponibles, pero ahora estamos en Chile en esa fase que ha ocurrido en varios países que es una suerte de primera efervescencia por volver, lo que se ve en conciertos y festivales de música o en funciones de teatro que agotan entradas. ¿Cuánto durará esa efervescencia? Esa es una gran pregunta. En Europa, que llevan un tiempo más avanzada de reapertura, esa efervescencia se está terminando y hoy están entrando a pesar otros factores como la inflación y la guerra. En Sudamérica seguramente durante el segundo semestre veremos el impacto de la inflación, pero creo que todavía estamos en una fase de reencontrarnos en estos espacios”.

-Al hablar de descentralización siempre pensamos en regiones, pero ¿qué pasa con la descentralización dentro de la Región Metropolitana en el sentido de salir del eje Alameda-Providencia donde están los grandes centros culturales?

“Esto viene en directa relación con el estallido social, porque antes de eso efectivamente la oferta que más visibilidad tenía se concentraba en las comunas de Santiago y Providencia, e incluso siendo más acotado, en un eje Alameda, Lastarria, Bellavista y un sector de Providencia. El estallido social alteró ese circuito e hizo visible otros territorios donde también pasaban otras cosas. El caso de La Pintana es bien elocuente, la que viene trabajando el ámbito cultural mucho antes del estallido con muchos proyectos de extensión, pero lo que vemos después de 2019 es que hay un compromiso del gobierno local con valorar la cultura como un medio de participación y cohesión social. En su caso, incluso lo logra con alianzas con Centro MORI. Lo mismo hace la Corporación Cultural de Quilicura, que tiene un festival de teatro y que hoy está en un pie más avanzado, al poner en marcha una red de vecinas que programan y que se comprometen a ir al teatro durante el año para diseñar la programación artística. Ambos casos se replican al analizar lo que están realizando los gobiernos locales cuando se comprometen en comprender que la participación cultural es muy importante para la cohesión social”.