Pablo Ilabaca y las canciones de “31 minutos”: “Agarré la audacia y la aventura de la infancia”

Para el músico Pablo Ilabaca, “el canto no solamente es letra o lírica. También lo es (Modest) Músorgski, porque creo que hay canciones en que hay melodías sin letra y esas son las mejores, porque así te puedes meter de cabeza en el sentir de quien la hizo. Es como ver un cuadro y decir ‘Qué es esto’”.

El guitarrista, compositor y productor musical fue el último invitado para el ciclo  “Verso & Melodía, conversaciones sobre el oficio de hacer canciones”, instancia organizada por la Escuela de Música y Sonido de Universidad UNIACC y que tuvo como escenario la Librería Catalonia, en Santa Isabel 1235, comuna de Providencia.

El 15 de noviembre el artista, quien fue uno de los fundadores del grupo musical chileno “Chancho en Piedra”, compartió con la docente y cantautora, Javiera Bobadilla, detalles y experiencias generadas en su carrera de más de 20 años como músico.

La canción, como artefacto, es muy importante para narrar algo (…) per se es multifacética, son pequeñas obras de arte que traspasan el tiempo (…) En mi familia, desde chico, escuchábamos a Los Beatles, y ahora nuestros descendientes los escuchan y sus nietos también lo harán. Son pequeñas joyas, son como ver ‘La Gioconda’ (de Leonardo Da Vinci)”, aseguró.

Ilabaca también relató parte de su trabajo en el programa humorístico “31 minutos”, de Televisión Nacional de Chile, en el que estuvo a cargo de las canciones del espacio, junto a su hermano Felipe, al igual que de parte de las voces.

En la primera etapa del proyecto, las canciones fueron pensadas más para niños, como ‘Me cortaron mal el pelo’. Ocurrió un fenómeno, en que la música no era la pentáfona o de jardín infantil, o a la que estaba el mundo acostumbrado”, mencionó.

Por esta razón, la creación musical implicó “un proceso distinto, en el que la música no fue pensada para niños. Básicamente pensé y me inspiré en la energía de un niño, no en su parsimonia. Agarré la audacia y la aventura de la infancia, la que te hace hacer travesuras. Se produjo la fusión de una letra, que te relate un acto infantil, pero añadida a una música transversal, que puede ser para adultos. Ahí se empezó a gestar algo”.

Ilabaca relató que comenzó a grabar música a los 17 años: “Se me ocurrían melodías en el viaje en la micro a La Florida,  y tenías que estar repitiéndolas en tu mente porque no había celular. Era un proceso creativo mental repetitivo en tu cabeza y era complicado”.

Después comprendí que cuando algo se te olvida, va a llegar de otra forma. Es como la energía, que nunca desaparece, se transforma. Igual era entretenido, porque era una especie de locura”, expresó.

Universidad UNIACC