Entrevista a Coco Legrand: “Hoy todo cambió, el líder tiene que ser un facilitador”

El humor es la gran herramienta que tenemos para además atenuar una información, para no agregar más drama al drama”, aseguró en Universidad UNIACC, Coco Legrand.

Nacido como Alejandro González Legrand, el humorista visitó la institución con motivo de la Cumbre Creativa de la Escuela de Publicidad, denominada “Típico chileno! Comunicación con talento y picardía”, la que se realizó el 28 de septiembre. El encuentro también contó con la participación del gerente general de la agencia de publicidad Wolf, Diego Perry.

Legrand se inició como humorista en 1972, en el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar. Entre sus personajes más populares figuran el Lolo Palanca y el Cuesco Cabrera. En total, son 48 años de trayectoria incluyendo el café-concert, cine, televisión y teatro, en Chile y el extranjero. Algunos de sus reconocimientos incluyen la Medalla al Mérito del Senado de la República de Chile, en 2006, y el Premio al Orden al Mérito Bicentenario a la Trayectoria, otorgado por el Consejo Mundial de Educación, en 2010.

Este año lanzó su último libro, “70 o sé tonto”, en el que resume gráficamente los principales hitos de su carrera y también de su vida familiar.

-¿Cuál es el aporte del sentido del humor a la sociedad?

El humor es una mirada distendida de la realidad. Sea esta una experiencia grata o ingrata, siempre va a servir, porque nos va a permitir abrir nuestras mentes y también nuestro corazón para buscar soluciones creativas a nuestros conflictos humanos.

-¿Cuál ha sido el principal aprendizaje durante su carrera?

Estar con la gente (…) Fundirse en un acto maravilloso -y que es el menos oneroso-, que es estar con la gente. Poder saber cómo piensan, cómo reaccionan frente a distintos estímulos. Aprender a escuchar. Escuchar es un inhalar que alberga y protege al otro; entiendo lo que te está pasando y valoro la fuerza que tienes para seguir estando presente, buscando soluciones.

-¿De quiénes está agradecido en Chile?

De Javier Miranda, un gran comunicador, un hombre que me estimuló mucho, desde muy joven (…) Del maestro Raúl Matas. De lo que opinaron muchos artistas y políticos de mi trabajo, lo que está en el libro “70 o sé tonto”, el último que escribí, y que está basado en fotografías y contando la historia desde mis comienzos. No sé si yo me crucé en el camino de ellos o ellos se cruzaron en el mío, pero fueron grandes personas.

-¿Cuál es el papel de la empatía en las relaciones humanas?

Los líderes no deben ser jerárquicos. Hoy todo cambió, el líder tiene que ser un facilitador. En este trabajo me ha tocado, muchas veces, encontrarme con gerentes o líderes que carecen de habilidades sociales básicas y también de autoconocimiento personal, puesto que no se dan cuenta del impacto que causan sus estados de ánimo y sus emociones frente a los demás. Me he dado cuenta de que son seres poco empáticos, no les gusta estar con la gente. Y si no están con la gente, ¿cómo van a conocer sus necesidades y cómo las van a satisfacer? Ese tipo de líder hoy no nos sirve. Necesitamos una persona que sea humanizada, que también estimule en los momentos difíciles, cuando vivimos problemas o quiebres.

-¿Cuál es su sugerencia para un estudiante vinculado con las comunicaciones?

La pasión es como el hambre, te va a dar todos los días, y eso te va a hacer más fuerte. Hay muchos que piensan que servir es un acto de seres menores. Tonto el que piense así, puesto que la naturaleza en pleno es un cúmulo de servicios: sirve el viento, sirve el surco, sirve la nube, y también sirve Dios, todos los santos días, entregándonos luz y fruto. Y siempre tiene sus ojos abiertos para quienes dedicamos nuestro tiempo al servicio de los demás.

-¿Qué anécdota le gustaría compartir?

Estaba yo en Calama, después de haber realizado dos funciones importantes en el Teatro Municipal. Invité a todo el grupo humano que trabajaba conmigo a que fuéramos a San Pedro de Atacama. Les encantó, fue un día maravilloso. Y cuando voy explicándoles parte de lo que estábamos recorriendo, siento que me gritan “Coquito, mijito, usted está como el vino…”. “Ay”, me dije, “este es piropo”. Me di vuelta y veo que la que me tira el piropo era una señora robusta, que algo estaba friendo. Y le digo, “Gracias, mi amor” (y me contesta) “No me dís las gracias, h…n, si vo’ estai pa’l gato”. Eso lo encontré genial. Cómo buscó una frase de este producto que yo publicitaba, como era el vino Gato, y cómo rápidamente transformó ese juego de conceptos y palabras para hacerlo gracioso.

-¿Cómo le gustaría ser recordado?

“Aquí yace un triste con vocación de alegre”. De pronto me hubiese gustado que el mundo viviera de un modo mucho más grato, más cercano, más humanizado (…) Llegando a esta edad me he dado cuenta de que no ha servido para nada lo que he hecho, solamente se han reído, pero lo que yo quería dejar como huella parece que solamente pasó por arriba. Por eso digo “triste con vocación de alegre”.

Universidad UNIACC