Los talleres de invierno abrieron el mundo del diseño a futuros estudiantes, invitándolos a crear sin miedo a equivocarse.
No hubo discursos ni manuales de instrucciones. Durante las vacaciones de invierno, la Escuela de Diseño abrió sus talleres para tres jornadas intensas: interiores con corte láser, afiches análogos hechos en equipo y objetos portadores diseñados a mano. Los Talleres de Invierno son más que resultados perfectos; son una invitación a arriesgarse, probar y también equivocarse.
Futuros estudiantes vivieron el pulso real del diseño: tecnología aplicada, trabajo colaborativo y ese instante en que la idea pasa de la cabeza a las manos.
